Hoy me levanté de pésimo humor.
Dilemas diversos hacían que éste pintara como un día realmente del orto.
Media hora al pedo esperando en la puerta de Inglés.
Y cuando yo pensaba que nada podía mejorar, empieza a llover, mucho, muchísmo, demasiado.
Salgo, me mojo poquito.
Llego a casa.
Salgo, me mojo un poco.
Llegamos a la Mercedes Benz, me mojo más o menos.
Salimos, no me mojo casi nada.
Llegamos a Lafe, camino hasta casa, me mojo DEMASIADO. Y soy FELIZ.
Llego a casa, veo a Zoe, le cambio los pañales, la hago reír y hablar un rato. Y soy FELIZ.
En momentos como estos, lo mejor que se puede hacer es salir a mojarse de nuevo...
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